» Crímenes imperceptibles» de Guillermo Martínez

25 11 2012

    

      Crímenes imperceptibles

      Guillermo Martínez

       Editorial Planeta

       Premio Planeta Argentina  2003

       Pocos días después de haber llegado a Oxford, un joven estudiante argentino encuentra el cadáver de una anciana que ha sido asfixiada con un almohadón. El asesinato resulta ser un desafío intelectual lanzado a uno de los lógicos más eminentes del siglo Arthur Seldom, y el primero de una serie de crímenes.

   Mientras la policía investiga a una sucesión de sospechosos, maestro y discípulo llevan adelante su propia investigación, amenazados por las derivaciones cada vez más riesgosas de sus conjeturas.

   Crímenes imperceptibles, que conjuga los sombríos hospitales de ingleses con los juegos del lenguaje de wittgenstein, al teorema de Gödel con los arrebatos de la pasión y a las sectas antiguas de matemáticos con el arte de los viejos magos, es una novela policial de trama aparentemente clásica que, en el sorprendente desenlace, se revela como un magistral acto de prestidigitación

Nos hemos reunido el martes 20 de noviembre en la Biblioteca para ir comentando el segundo libro de este curso.

La mayoría confiesa que al principio cuesta meterse en el argumento, muchos razonamientos lógicos, muchos conceptos matemáticos. Pero estamos de acuerdo que sin esos conocimientos cualquiera puede leer la novela y entender su argumento.

En la novela se nombran temas interesantes como «Los pitagóricos«, especie de secta secreta de seguidores de Pitágoras, cuya serie de números es la clave de las muertes o crímenes; Alan Turín, matemático, considerado padre de la informática, que trabajó en le segunda Guerra Mundial descifrando los mensajes secretos de los nazis particularmente los de la máquina Enigma con el marido de la primera fallecida. Tambien nos habla del Teorema de Gödel o teorema de la incompletitud por el que si los axiomas de dicha teoría no se contradicen entre sí, entonces existen enunciados que no pueden probarse ni refutarse. Aparece también con bastante frecuencia el Teorema de Fermat que no ha sido demostrado o por lo menos no han convencido las demostraciones posteriores.

Aparece también al principio «La navaja de Okham» o principio de economía según el cual, «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta». Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.

En fin un tratado de matemáticas para los no iniciados.

Hemos sido torpes pues aún con todas las pistas que nos daban, nos ha pasado como al estudiante protagonista,  no hemos sabido deducir quién era el asesino.

 Desde el punto de vista lingüístico se ve que el autor es hispanoamericanos, utiliza anglicismos mezclado en la narración y utiliza los verbos en tiempos no utilizados en el lenguaje castellano.

La sustancia del libro es demostrar cómo se resuelven los asesinatos con razonamientos lógicos si estan bien planteados.

Coge pinceladas de teoremas matemáticos diversos y compone una narración que se parece a un cuador del Bosco: hay tantas cosas que no sabes a dónde mirar, es una composición barroca llena de elementos que distraen. Recuerda a El nombre de la Rosa.

El autor, escritor y matemático, doctorado en lógica y con un master en Oxford vuelca todo sus conocimientos, sabiduría y pensamiento en el libro. A nosotros nos cuestas leerlo.

Nos gusta la frase » ¿Dónde esconder un  grano de arena? el mejor lugar es la playa con tros granos de arena.

El libro titulado Crímenes imperceptibles toma su nombre actual después de ser llevedo al cine.

Os ponemos un trailer de Los crímenes de Oxford


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2 responses

25 01 2014
Miriam

A mí me atrapó desde el principio. Sólo un capítulo lo dedica a la Matemática y en forma totalmente justificada.
De todas maneras, esperaba más.

1 02 2014
Nestor Soto

excelente novela,pero con un final inverosimil,Martinez maneja bien la prosa,armo una buena estructura,pero a veces adjetiva demasiado.

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