
Nos ha gustado mucho a todos los miembros del club de lectura. Nos narra una época conocida por todos, con recuerdos que todos hemos vivido, en pueblos como los nuestros, describiendo una realidad socieconómica con grandes desequilibrios.
También nos habla de las realidades de esos pueblos y de la fortaleza y sabiduría de las mujeres que en ellos vivían.
Es en los ojos de un niño que sigue a su madre por los lugares en los que le toca trabajar, su madre a veces no sale bien parada en esos relatos.
A vtodos nos recuerda a esas personas que hemos tenido al lado cuando éramos niños y que nos han marcado con su cariño, su cuidado y su sabiduría, siendo personas sin estudios.
No pasan grandes cosas en el pueblo, pero a lo largo del relato van apareciendo los dramas que cada uno lleva en su maleta.
Nos han impresionado frases de Emérita que dejan ver el machismo existente en esos pueblos de España, aunque éste esté cercano a Madrid.
«El hombre es un animal, decía mi madre. Cuando eres novia te mira como a un lobo y cuando eres su mujer te ladra como un perro. Don Ubaldo, el maestro anterior ladraba«.
«Siempre hacía un poco de menos a las mujeres del pueblo.<<Espaldas injustamente sustraídas al mundo de la agricultura>>……decía alas chicas del pueblo…una cosa bien sencilla: que no teníamos que estar allí, sino en los fogones«.
«Entonces friegan, limpian, vendimian, cogen azafrán, andan al jornal de lo que sale, van al rebusque con frío y con calor, se revientan a coser o a pelar almendras porque las pagan bien, y ni se quejan, ni cambian los muebles de la casa nunca, se quitan de todo solo para que lo tengan ellos».
«Toda la vida trabajando la mujer para que le estudiara el hijo. Y lo consigue. Y entonces se va fuera y ya no le nunca más»
Currete como le llamaba Eme, nos cuenta cosas muy graciosas propias de los pueblos, con su picardía y su brutalidad.
«Íbamos los cinco sin cinturón. Olía a Ducados. A escay. A gasolina. Al Nenuco con el que me seguía rociando mi madre como si fuéramos insectos. También olía a perro«.
«Yo no entendía cómo podía ser aquello: que una mujer lo mismo oliera a lejía un jueves que a lavanda un sábado. Porque yo siempre olía al Nenuco con el que me rociaba por las mañanas como si fuera DDT«
«Con esa mujer y en aquel pueblo, había descubierto la democracia, la papiroflexia, la desnudez femenina y la masculina, las fronteras de fuera y las marcas de dentro, los niños muertos y que madre, lo que se dice madre, no hay más que dos».
Muy graciosas algunas cosas otras crueles, pero todas ellas propias de los pueblos. Cuando los niños se crían en la ciudad no se les permite salir como en los pueblos, pero anda que no hay peligros en los pueblos, que lo mismo te dan una pedrada que te amputan dos dedos con un petardo. Gracioso lo de Sarita que te enseñaba el culo si le dabas un duro.
Muy interesante todos los pensamientos que le transmitía su madre sobre las personas:
«Y luego me soltaba que el peor de los siete pecados capitales era la envidia, porque era el único que no producía placer.
– Hay placer en la gula, hijo, en la pereza, en la avaricia, en la lujuria, en la soberbia, y hasta en la ira lo hay: el placer liberador del que se enfada mucho. Pero nunca hay placer en la envidia».
«Lo que saqué claro del pueblo fue que cuando eres una mujer pobre y estás sola, causas pena y eso le viene bien al resto para salir airoso de la comparación. Pero cuando dejar de ser pobre y de estar sola, cuando te quieren y quieres, cuando puedes vestirte bien y aprendes mucha ortografía, cuando empiezas a escribir mejor que nadie, hay quien siente un fastidio nuevo y tremendo. Porque entonces esa persona que lamenta la mejora ajena, pasa a ser candidata a ocupar el escalafón más bajo que la Eme dejó libre«.
algunos pensamiento de Emérita tiene algo de filosofía cuando dice que gobierna mejor el ingeniero que un pastor de ovejas. Aunque nos olvidamos de si los dos han tenido igualdad de oportunidades.
En fin un libro precioso que nos ha encantado, bien escrito, bien dosificados los dramas que van apareciendo poco a poco a lo largo del relato, y en algún momento nos crea un nudo en la garganta e incluso alguna lágrima.
Recomendamos su lectura.
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